Un viaje a Santiago de Chile
- Flavio Morales
- 22 jun 2019
- 14 Min. de lectura
La vida suele pasar rápido cuando te sonríe, (suspiro) es increíble como un viaje tiene la magia de cambiarte la vida, de abrirte los ojos de aquello que ignorabas, de transformarte y hoy puedo decir que tuve la fortuna de haberlo experimentado, hace exactamente un año fue el comienzo de aquella aventura. Antes que nada, quiero ponerlos en contexto, ¿Cómo fue que tome la decisión de viajar? En el otoño del 2017, comenzaba un nuevo semestre de la carrera de psicología, estaba cursando el 5to semestre, en donde estaba a travesando una serie de cambios importantes, por ejemplo: asistir en la tarde a la universidad, este cambio altero varias cosas en mi, menor productividad, y al ser foráneo viajaba cada fin de semana a mi ciudad natal donde aproximadamente son tres horas y media de viaje, por lo cual viajaba los lunes en la mañana. Sin embargo, toda esta rutina comenzaba a afectarme, cada semana con dolores de estomago, migraña, menos energía, esto me generaba que cada vez estuviera más desmotivado.
A mediados del semestre, harto de toda esta rutina decidí que tenia que cambiar algo, no tenia idea de que, lo primero que paso por mi cabeza fue regresar a estudiar a mi ciudad natal, así evitaría todo este malestar, estaba convencido que era la mejor opción. Después de hablar con mi mamá y que ella no estuviera en desacuerdo con la decisión que tomaría, me dijo: “deja de viajar o viaja cada mes, pero termina la carrera allá, ya te falta poco para terminar”, aunque no me convencía la idea, decidí esperar un poco más para pensarlo bien.
Casualmente por la mañana recibo un correo de mi universidad, el cual decía: “Estudia un semestre en el extranjero” ese pequeño mensaje, movió muchas cosas dentro de mi, entonces, me cuestione: ¿acaso no quiero viajar, como había visto que "alanxporelmundo" lo hacia? mi respuesta fue afirmativa: “si, es algo que quiero hacer”, y ¿qué estoy haciendo para conseguirlo? De pronto me di cuenta de que, por obra del universo, la vida o como le llamemos me estaba dando un mensaje que tenia que irme, ese mismo día fui a las oficinas a preguntar sobre los requisitos para hacer el intercambio, fue un mes de hacer muchos tramites, pero todo fue exitoso, mi elección había sido Santiago de chile. Ahora solo tenia que esperar la carta de aceptación de la universidad chilena “Andrés bello”.
llegó enero, había pasado mas de un mes y todavía no recibía respuesta, el día 5 estaba por acostarme cuando revise mi correo, y ahí estaba: “Carta de aceptación” y de forma instantánea una expresión de emoción apareció en mi, acompañado de una sonrisa. Al fin tenía la certeza que esta aventura estaba a punto de comenzar, después de un pequeño momento de asimilación, sentía quería compartir esta noticia, estaba tan contento que fui a despertar a mis papás.
En los próximos días, le comencé a decir a mis amigos más cercanos, sobre la noticia. Durante aquellas platicas hubo un amigo muy especial, le comenté que estaba un poco nervioso por lo que viviría, el me respondió serenamente: “no te preocupes, Dios te enviara un par de ángeles para cuidarte”. En ese momento me tranquilizo y en el futuro entendí la profundidad de aquellas palabras…
Ahora tenia que comprar boletos de avión, buscar alojamiento, solicitar la visa de estudiante, llenarme de un poco de información hacia donde iba, y todo salió a la perfección. El plan fue el siguiente el día 23 de febrero saldría de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez a la ciudad de México, recogería ese mismo día la visa en el consulado de Chile, y el 24 de febrero mi vuelo saldría de la ciudad de México a Santiago.

El día llego, mis papás y mi hermano me acompañaron hasta el aeropuerto de Tuxtla, fue una despedida emotiva, conmovedora, una que otra lagrimilla y a su vez teniendo una emoción tan profunda. Confieso que nunca antes había viajo en avión, así que unos días antes, pregunte con varias personas sobre lo que se tiene que hacer en el aeropuerto ( check in, documentación, migración, control de seguridad, etc.) La experiencia fue fascinante, claro sentía un poco de miedo (como en todo cuando se hace por primera vez), aborde, era como un niño curioso: viendo todo a mi alrededor del asiento, el avión despego, a la mitad del recorrido, el cielo me regalo una hermosa postal, el cielo estaba tapizado de nubes pequeñas. Llegue a México, hice los trámites correspondientes, descanse y al día siguiente a las 2 P.M partía el primer avión, tenia que hacer dos escalas, la primera en Lima, Perú (por cierto, probé la Inca-cola, ¡me gusto!) fue un vuelo de 6 horas aproximadamente y espere por dos horas el siguiente vuelo, aproveche el tiempo para recorrer el aeropuerto, desde este punto todo comenzaba a hacer diferente. La segunda ciudad por hacer escala fue Antofagasta, Chile fueron 3 horas vuelo al rededor de las 2 a.m. arribe a este lugar, el siguiente vuelo partía a las 9 am, recuerdo recostarme sobre una banca, conectar mi teléfono, ponerlo debajo de mi y dormir. Desperté a las 6:30 de la mañana, compre algo de desayunar y aborde el avión.

25 de febrero, alrededor de las 12 del día, llegue a Santiago, cambie un poco de dinero a la moneda nacional, ya desde ese punto era muy distinto, había mas ceros de lo normal en un billete, tome un taxi compartido de la empresa “Transvip” que me habían recomendado, afortunadamente fui el primero a quien dejaron, llegue a la casa donde me alojaría durante casi toda mi estancia, era una casa de estudiantes. Al llegar mi recibió Juan que era el encargado de que todas las habitaciones estuvieran en las mejores condiciones, el me ayudo, me dio algunos consejos, como transportarme, donde comprar la despensa, donde comer, etc.

Lo primero que hice fue comprar la despensa, fue una experiencia única, todas aquellas marcas a las cuales estas acostumbrado a comprar son distintas, y algunas cosas no se encontraban ahí, ahora realmente comprendía como se sentían aquellos Youtubers al grabar sus videos en supermercados fuera de su país. Posteriormente fui a comer era una tienda pequeña donde vendían comida casera, la dueña que era muy amable me atendió y me recomendó probar las empanas de pino, que eran las mas tradicionales de ahí, eran muy ricas y muy distintas a las empanadas de México.

Al regresar decidí dormir, no había descansado muy bien con las escalas de los vuelos, además de la diferencia de horario entre México y Chile, me causo jet-lag, al dormir un par de horas, tuve el deseo de salir a recorrer las calles cercanas de donde vivía, para comenzar a familiarizarme. Las calles eran muy bonitas, los edificios parecían orgullosos de si mismos, tenían un estilo neoclásico, hacia que todo fuera muy atractivo. Recuerdo que en ese mismo paseo encontré un parque, y !Vaya¡ !Que sorpresa¡, eran muy distintos a los parques de México, nosotros estamos acostumbrados a que en cada parque tenga un quiosco, en Chile los parques me hacían recordar a aquellas películas gringas donde los actores pasean por un parque, y predominaba el color verde, lleno de pasto, bancas de color café, muy minimalista, pero con aquella característica que define todos los parques: invitarte a sentarte, a contemplar la vida, a descansar, a charlar, etc.

Durante la primera semana, me dedique a conocer los lugares mas famosos de Santiago, hoy en día los recuerdo con mucha nostalgia: el cerro Santa Lucia, el cerro San Cristóbal, la moneda, plaza de armas; los museos mas famosos (Bellas Artes, la Chascona, Museo Nacional de Historia, el mercado central etc.) y a seguir probando la gastronomía. Escuché hablar sobre el “terremoto”, sabia que tenia que probarlo, es una bebida tradicional, que contenía vino blanco, fernet y un poco de helado de piña, el lugar donde fui se llama “la piojera”, un bar tradicional e histórico de la ciudad, al llegar entre con un poco de temor, estaba en un lugar un poco escondido. Pedí el terremoto, después de terminarlo, y de pararme para ir al baño, entendí por que tenía ese nombre, estaba mareado solo con un vaso jajaja, así que decidí pagar e irme directo a la casa, afortunadamente a una calle se encontraba el metro, llegué y me dormí.

En los días siguiente hubo una junta en la universidad para los estudiantes extranjeros, ahí conocí a los que serian mis compañeros de viaje, un grupo de personas que habían llegado con la misma ilusión que yo: explorar el mundo, muy rápidamente conectamos, nos hicimos amigos. Nos la pasamos genial, nos cuidábamos, viajábamos, nos apoyábamos, nos divertimos, lo mejor de todo era compartir un poco de nuestras culturas, ahí te das cuenta de cuan grande es el mundo, que es tan diverso y misterioso.

EL primer día de clases llego, creí que no seria tan difícil llegar a la sede donde me había tocado, así que decidí salir una hora antes pero fui un poco ingenuo, me perdí durante el camino y terminé llegando dos horas después jajaja, y aquella clase que me tocaba, ya había terminado. Al siguiente día, salí a la misma hora de mi casa, pensé que me daría el tiempo suficiente para llegar puntual debido a que ya conocía el camino, que transporte tomar, y sorpresa llegue tarde nuevamente, esta vez no por mucho, aproximadamente fueron 10 minutos, con un poco de prisa llegue al salón y pedí permiso para entrar. Después de varios minutos me di cuenta que el tema que estaba hablando la profesora no tenia mucha relación con la materia, así que me anime y pregunte que clase era, y me respondió (no recuerdo el nombre de la materia), era algo sobre el trabajo social jaja, me había equivocado de salón, el salón donde me tocaba estaba a lado, muy avergonzado me salí y entre al otro salón, le explique a la profesora lo que había sucedido. En esta clase conocí a un buen amigo, con él que compartíamos la mayoría de las clases, así que nos la pasamos genial durante todo el semestre.
La educación es chile es en general es un poco mejor a la de México, no porque abarcaran más temas de estudio, sino que el estudiante chileno o al menos desde mi percepción, es más cuestionador, más analítico, y quizás un poco más aplicado. Recuerdo que en la casa donde vivía, en su mayoría eran chilenos, también habían, peruanos, hondureños, franceses, argentinos, etc. En donde por las noches se abrían debates sobre política o temas sociales, y los chilenos tenían una postura bastante arraigada, criticar con sentido todo su entorno, y esto se debía, al menos desde mi punto de vista, que Chile venía de vivir en los años 90’s una etapa de dictadura, el país fue secuestrado, controlado por todas aquellas legislaciones y de la corrupción, donde fueron callados aquellas personas valientes por alzar su voz. Gracias a un golpe de estado, Chile consigue su libertad, y quizás por eso mismo, porque su gente no quiere volver a esa etapa oscura, porque no quieren que se les vuelva a privar de su libertad, están constantemente marchando, exigiendo que se les respete sus derechos, están hablando siempre de política y de sus problemas sociales. En este punto quiero destacar que Chile es un país más liberal que México, ellos están a favor de la legalización de marihuana, del aborto, de la pena de muerte, etc. Siempre existirá el debate sobre que es mejor, lo moral, etc.
Chile en los últimos años se ha desarrollado económicamente de una forma impresionante, con mayor frecuencia muchos países vienen a invertir cada vez más. Sin embargo, como todo país latinoamericano sufre de pobreza, de corrupción, a pesar de que Chile es considerada la capital latinoamericana más segura, continuamente se escuchaba toda la delincuencia que hay, toda la inseguridad, asesinatos, etc. Además, que los índices de depresión aumentan constantemente, esto a mi manera de percibirlo, es debido a que existe una desconexión en los miembros de las familias, y al menos en la capital se siente un ambiente de menor amabilidad, de acercamiento, de desconfianza, entiendo que esto sucede por la delincuencia, sumando que en los últimos años el índice de inmigración por parte de países de Venezuela, Haití, Perú, etc. Esta en aumento, esto ocasionaba discriminación, aún recuerdo las palabras de un señor que me dijo “Ya no se puede disfrutar de ir a plaza de armas, porque nos han secuestrado ese lugar”, se refería a que la mayoría de los haitianos se la pasaban en ese lugar, un lugar histórico para ellos, un lugar con un sentido de pertenencia importante, que sentían que se les había robado. Aunque entiendo el punto de vista debido a los hechos ocurridos durante la dictadura, es comprensible pero no justiciable, al fin todo acto de discriminación es inaceptable.
Volviendo a mi historia, quise experimentar meditación y yoga, en donde tuve varios encuentros curiosos, probé la meditación tradicional, en donde mientras respiras profundamente y tratas de calmar tu mente, acompañas eso con sonidos, el famoso “ommmmm”. Pero sin duda alguna, una experiencia que nunca voy a olvidar fue cuando estaba buscando un lugar en donde aprender yoga, buscaba un lugar cerca y que no fuera costoso, y sin tener mucho éxito, de pronto un día volviendo del supermercado, a dos calles de mi casa, veo un anuncio que decía “yoga gratis”, no dude y entre a preguntar, me dijeron que efectivamente era gratuito, que llegara al día siguiente a las 5 de la tarde. Así fue, llegué puntual y me dijeron que pasara a una sala, donde me tenia que quitar los zapatos para entrar, de pronto vi que dentro había personas vestidas con mantas, rapados, me basto un pequeño instante para darme cuenta de que eran monjes. Enseguida comenzaron a bailar de una forma curiosa, nadie me explicaba que tenia que hacer, a pesar de que se habían dado cuenta que era nuevo, no sabia que hacer, así que trate de imitar lo que hacían. Después de cantar y bailar, nos invitaron a pasar a otra sala, donde había cojines para sentarse, entro una persona de la tercera edad, se sentó frente a nosotros, saco un libro, comenzó a leer y a explicar lo que leía, lo curioso es que todo era en ingles, no entendía jaja, afortunadamente había un chico a lado de él que traducía todo lo que decía, pero aun así, seguía sin entender muy bien, hablan de una forma muy metafórica, al final descubrí que la religión era hindú y entendía porque era gratis jaja, es algo que no olvidaré.

Sin duda alguna, Chile me regalo un momento muy bonito, por primera vez vi nevar, había salido a dar una vuelta por el palacio de la moneda, además aproveché a ir a comprar al supermercado, estaba nublado y poco a poco el ambiente se comenzaba a sentirse frio, la llovizna llegó, así que apure el paso para llegar a mi casa, en cuanto entre lo primero que hice fue acomodar las cosas que compre y me puse a cocinar, recuerdo haber estado haciendo arroz, cuando la señora que se encargaba de la casa, entro diciéndome “¡está nevando!, ¡está nevando!” en ese momento salí lo mas rápido posible, y en efecto estaba nevando, lo mas impresionante fue ver a unos albañiles que trabajan en frente de la casa donde vivía, que dejaron de hacer lo que estuvieran haciendo y comenzaron a bailar, a gritar, a dejar que la nieve tocara su piel, esa emoción que ellos trasmitían fue única, ahí comprendí que pocas veces dejamos que la lluvia nos moje, que pocas veces manchamos nuestros zapatos, que pocas veces nos animamos a bailar, que pocas veces nos animamos a vivir, que hace falta entregarnos al momento, a disfrutar, a gozar.


Ese país me regalo imágenes de paisajes extraordinarios, Viña del Mar me dio un atardecer impresionante con colores mágicos, con un mar presumiendo su fuerza a través de sus olas, como si quiera intimidarte; Valparaíso un lugar que me invitaba a recorrer, a perderme entre sus calles estrechas, coloridas, llenas de vida, reluciendo aquellos murales hechos por artistas callejeros, seduciéndome para tomarles una foto; Cajón de Maipo un lugar cerca de Santiago, un lago acompañado de montañas cubiertas de nieve, y que además que tenía aguas termales, aquel contraste entre el frio del ambiente y la calidez del agua, es una experiencia única, la hace especial, espectacular; La serena/Coquimbo, dos pequeñas ciudades con su propio encanto, un jardín botánico hermoso, lleno de orgullosas plantas, de iglesias bonitas, de edificaciones históricas, con unos miradores increíbles, son lugares que quieres recorrerlos a pie, con su gente cálida; Valle del Elqui lleno de cerros verdosos, de viñas, presume su producción de vino y de pisco (bebida tradicional), con pueblos acogedores, y sobre todo los centros astronómicos, que te hacen saber lo pequeño que somos en el universo y a la vez lo extraordinario que es, lo grandioso, el milagro de nuestra existencia etc.; Huilo Huilo, enclavado en el corazón de la selva patagónica, lleno de arboles majestuosos, cascadas llenas de energía, que hacen conectarte con lo mas intimo de la naturaleza.
Durante mis últimos días en Santiago, los viví en un hostal, nunca había estado en un uno, conocí a los dueños, personas muy amables, además que conocí a un par de amigos más, conectamos rápido, ellos no conocían Santiago, así que fui guía por unos días, y fue como volver a recorrer todo, sabia que mi partida estaba cerca, era como un pequeño regalo. Siempre tuve una sensación extraña, una parte de mi ya quería volver a México y otra se quería quedar más tiempo, y fue justamente en aquella ultima noche, después de despedirme de mis amigos, saliendo del metro entendí que todo había terminado, mis ojos se llenaron de lagrimas, una a una iban cayendo sobre mi, siempre las despedidas son difíciles pero necesarias para vivir lo que viene en el futuro. Llegue al hostal a hacer mi maleta, tratando de que todo entrara, planificando la hora de salida al siguiente día, se me hizo difícil conciliar el sueño aquella noche. Me desperté muy temprano para pulir los ultimo detalles, desayune, me despedí, agradecí a los dueños del hostal me dirigí hacia el aeropuerto, hice el proceso de documentación y de migración, espere, aborde, vi como poco a poco el avión despegaba, inmediatamente venían los recuerdos de como llegue a este país y ahora me tocaba partir de nuevo a México, mi familia me esperaba.
A pesar de que existe una diferencia cultural entre México, Chile y los demás países, además que cada país presenta sus propios problemas sociales y políticos, las personas muy en el fondo somos iguales, que importa si tienen un tono de piel distinto, si hablan otro idioma, si tienen otras costumbres, si tienen tal problema, que importa si son distintos porque somos iguales. La diferencia esta en nuestra superficialidad, en el interior somos parte del todo, somos una parte del universo, somos hermanos, solo hay que encontrarnos primero para después ver en el otro mi yo.

Fue un viaje increíble, lleno de aventuras, de aprendizajes, de experiencias, de vivencias, de riqueza cultural y sobre todo de crear amistades, crear encuentros con personas fantásticas, casi al final de viaje me di cuenta de algo, ellos eran los ángeles que Dios me había mandado, aquel amigo tenia razón... Era como si la vida, Dios me dieron la oportunidad de conectar con lo mas profundo de mi, y de responder directamente: ¿Para que estamos aquí? La respuesta es simple, estamos aquí para vivir, para hacer lo que mas nos gusta, para entregarnos, para ser felices. Sobre todo aprendí a escuchar mi cuerpo, no se que habría pasado si no lo hubiera hecho, el cuerpo habla, grita, te dice cuando no esta cómodo, cuando tu no estas en el camino correcto, el cuerpo es muy sabio, hazle caso, después solo hay que dar un salto de fe y todo comienza a tomar forma. Esto en mi presente, cuando escribo esto, ha habido varios cambios en mi después de aquel viaje, ahora me dedico más tiempo para mi, a escribir, a la fotografía, a seguir viajando, a leer, a meditar, a salir a caminar sin rumbo fijo, a tomarme un buen café por la tarde, a dejar que todo poco a poco tome forma, etc. En fin, el viaje me hizo ver la vida con otros ojos, con mas conciencia de mi ser.
El único objetivo de contarte esta historia, de este texto es un regalo para mí mismo, de plasmar aquello que viví, una forma de agradecer. Por supuesto si estas leyendo esto es porque también quiero compartirlo, para aquellas que quieran conocer mi experiencia de intercambio, es verdad no plasme todas las historias, algunas se quedaron para mi y para aquellas personas que quieran escucharlas algún día.
Por último, dejo dos pequeñas frases, una parafraseándola de algún autor que desconozco su nombre pero que me llego a mi desde la voz de un maestro, que define la magia de un viaje:
“No hay nada mejor que leer un buen libro, un buen libro tiene la capacidad de cambiar tu perspectiva, hace que incrementes tu imaginación, aumenta tu concentración, te hace menos ignorante, te en vuelve en historias fantásticas, te hace más conocedor del mundo, por eso no hay nada mejor que leer un buen libro, bueno, quizás si hay algo mejor que leer un buen libro, viajar es mejor que leer un buen libro”
La segunda frase es una definición propia sobre para mi lo que significa viajar:
“Viajar no solo significa ir a visitar un lugar, no es tomarse una foto, sino que, significa estar, estar es entregar tu cuerpo, pensamientos y corazón en este lugar, y solamente entonces sucede algo mágico, comienza una transformación en ti, porque una parte de ti se queda en ese lugar y una parte de ese lugar se queda en ti.”





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